Tras la muerte de Jesús, sus más fieles predicadores, los 11 apóstoles (uno de ellos, Judas, se ahorcó al traicionar a Jesús y delatarle al Imperio Romano, lo que le condujo a la muerte) continuaron predicando las enseñanzas de Jesús y su obra, tanto es así que la nueva religión se extendió hacia Europa en muy poco tiempo, seguramente por que era una religión universalista y por que daba esperanza a los pobres, que siempre tenían poca, de ir a un sitio maravilloso para ellos, El Cielo, donde descansar eternamente cuando éstos muriesen.
Sin embargo, al principio esta religión chocó con la religión oficial del Imperio Romano, que era muy distinta. Así los Cristianos que vivían en Europa pasaron por unos siglos en los que el Cristianismo era una religión prohibida y la tenían que practicar en secreto, de hecho, muchos de ellos fueron perseguidos y asesinados. Era una religión pagana hasta que mediante el Edicto de Milán ( año 313 de nuestra era) el emperador Constantino I declaró lícita la religión cristiana. En poco tiempo, se fue imponiendo esta religión, lo que culminó con el Edicto de Tesalónica (llamado también Cunctos Populus), que fue decretado por el emperador Teodosio I el 27 de febrero de 380 d.C., por el que el cristianismo se convirtió en la religió única y oficial del Imperio Romano, tanto el de Occidente como el de Oriente, de hecho, se prohibieron las demás religiones (incluso la antigua religión oficial) y los cristianos empezaron a ser los perseguidores y no los perseguidos. Este fue el punto culminante para el asentamiento del cristianismo en Europa que hoy se sigue practicando.
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